El amanecer y la salida del sol en este caño fue de lo más bello que he visto, miles de pájaros se levantaban de los espesos manglares”[4]. Así se expresó, a pesar de que estaba con en el fango hasta las rodillas, quien fuera el primer Curador de la recién fundada Colección Ornitológica Phelps (COP) en 1938, el biólogo Ventura Barnés Colom durante la expedición a la Península de Paraguaná, estado Falcón. En ese amanecer dentro de un manglar en La Boca logró capturar el primer ejemplar del Canario de Mangle en Venezuela y su júbilo fue mayor. En el cuaderno de campo de Paraguaná se puede leer la frase: “Mi alegría [fue] inmensa”[4].

Eran los inicios de una exitosa y fructífera carrera para este respetado y admirado puertorriqueño, quien recorrió nuestra geografía y descubrió la avifauna venezolana en compañía de los Phelps. Cada expedición, sitio, instante y colección debió representar para Barnés el reto más incitante y también el logro más anhelado. Esos sentimientos quedaron reflejados en sus cartas y manuscritos, ejemplo de ello, cuando le dice a mister Phelps: “… tenga en cuenta que si me necesita antes de ese tiempo, estaré en Caracas, no dude en decírmelo, mi trabajo es primero que cualquier cosa”[1].

V. Barnés partiendo de Las Delicias, expedición al Tamá 1941

En el lejano camino de la sabana entre El Pelón y Barrancas ocurrió el episodio que Turín (como cariñosamente le decían los Phelps) llamó la “pegada” y dejó tras de si el camión averiado donde viajaba, obligándolo a él y a sus compañeros de expedición a caminar por horas sin agua y sin comida, hasta llegar a un caserío que lucía como la salvación de sus vidas cuando creyeron morir de hambre. Agradeció no perder la cabeza en ese instante[2]. Fue un viaje para explorar el Bajo Orinoco en colaboración con el Ministerio de Fomento[6]. Después de este incidente con el camión, no se desanimó en su afán de conseguir una buena colección de aves en ese lugar. La red de comerciantes que Phelps padre había formado a nivel nacional y la radio que había traído para vender en el Almacén Americano, fueron los aliados para que este talentoso hombre de ciencia pudiera salir airoso de los inconvenientes que acarreaba salir a buscar aves en 1939 por caminos maltrechos, escasos servicios y las inclemencias del tiempo.

Croquis del P. N. El Tamá, estado Táchira, elaborado por V. Barnés, cuaderno de campo de la expedición al Tamá 1941.

Un año y medio después regresó de vacaciones a su añorado Borinquen junto a su esposa, donde dio una charla en la Universidad de Puerto Rico y en la Escuela de Agricultura con los resultados de su reciente viaje a Imataca. La audiencia, en su mayoría estudiantes, quedó fascinada con la historia acerca de esos parajes naturales. El Club de Leones de Ponce lo invitó a compartir sus experiencias mientras estuvo en Apure. No dejó de planear la próxima colección de aves isleñas, mientras se encontraba de vacaciones para compararlas con las de Venezuela, enumerando especies como la Dendroica petechia entre otras, y prepararlas durante su permanencia en la isla[3]. Después del viaje a Falcón, y de los primeros registros hasta 1940 en el Catálogo Número I, no se volvió a ver su impecable caligrafía, en lo sucesivo, las bitácoras en los cuadernos de campo serían totalmente mecanografiadas a raíz de un accidente en su mano izquierda.

V. Barnés frente el Cerro Santa Ana, expedición a la Península de Paraguaná, 1938.

En 1937 lo contrató la Escuela de Agricultura de Maracay para dar clases de Zoología y luego se viene a Caracas como profesor de la Escuela Superior de Agricultura.
La rica colección de vertebrados africanos que poseía fue cedida para filmar una película sobre su amigo Ernest Hemingway. Posteriormente, unas piezas de esa colección fueron donadas para la creación del “Parque de las Ciencias” en su país natal. Años más tarde, otros ejemplares hechos en su taller fueron donados al Smithsonian Institute, los cuales fueron considerados el “Christmas Gift” por el Director de aquel momento, ya que no estaban clasificados taxonómicamente ni incluidos en la colección de dicho instituto.
Dictó cátedra en la Universidad de Puerto Rico en el recinto de Mayagüez. Fue el primer puertorriqueño en pertenecer al Explorers Club de Nueva York y el único que logró escribir sobre aves en la enciclopedia «Book of Knowledge» (1952).
Ventura Barnés fue exaltado en homenaje póstumo al Hall of Distinction de Louisiana State University, su alma máter, en 1996.
Las expediciones a Bolívar, Zulia, los Andes y Falcón fueron las que proporcionaron los primigenios ejemplares bajo su gestión en la COP, donde adquirió experiencia y capacitó al personal criollo que quedó al cuidado de la colección junto a los Phelps. Aún después de su regreso a Mayagüez a mediados de 1941, persistió en su interés por colaborar con Phelps padre y mantenerse informado de las especies descritas en la COP.
Deja Venezuela para prestar sus servicios a la División de Pesquería y Vida Silvestre del Ministerio de Agricultura y Comercio de Estados Unidos y en el laboratorio de Investigación Pesquera de Puerto Rico[6] en 1942.
La Perdiz Encrestada, Colinus cristatus barnesi[5] lleva su nombre en reconocimiento al fruto de su esfuerzo y contribución científica a la ornitología venezolana.
Agradecimientos:
A su hija Inés (Nesy) Barnés Pagan por compartir sus recuerdos y fotos.
A nuestra amiga y colega puertorriqueña Shana Díaz Méndez quien nos puso en contacto con Nesy.
Referencias:
1. Archivo COP. Correspondencia Investigadores. Carpeta Ventura Barnés. Carta a William Phelps fechada el 18 de agosto 1939.
2. Archivo COP. Correspondencia Investigadores. Carpeta Ventura Barnés. Carta a William Phelps fechada el 22 de enero 1939.
3. Archivo COP. Correspondencia Investigadores. Carpeta Ventura Barnés. Carta a William Phelps fechada el 8 de abril 1939.
4. Barnés, V. 1938. Cuaderno de Campo Península Paraguaná. Manuscrito
5. Gilliard, E. T. 1940. Descriptions of seven new birds from Venezuela. Am. Mus. Nov., 1071:1-13.
6. Phelps, W. H. 1944. Resumen de las Colecciones Ornitológicas hechas en Venezuela. Bol. Soc. Ven- Cienc. Nat. 61: 325-444
Nota de Margarita Martínez, curadora de la COP. (@ornitica)